jueves, 11 de noviembre de 2010


A veces el dolor se convierte en una gran parte de tu vida que esperas que siempre esté ahí. Porque ya no recuerdas la última vez que no estuvo contigo. Pero, entonces, un día, sientes algo más. Algo que parece malo, probablemente porque es algo desconocido. Y, en ese momento, te das cuenta de que eres feliz. La felicidad nos llega en muchas formas En la compañía de buenos amigos; en lo que sentimos cuando hacemos realidad el sueño de otra persona; en la promesa de una esperanza renovada... Es bueno que nos permitamos ser felices. Porque nunca se sabe lo fugaz que puede ser esa felicidad.

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